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Las infraestructuras deficientes provocan pérdidas de 23 billones de dólares: la resiliencia y la sostenibilidad, imprescindibles

En el mundo se realizará una inversión de 90 billones de dólares en infraestructura para 2030. La Comisión Global de Economía y Medioambiente en The New Climate Economy 2018, la última edición de uno de los estudios más prestigiosos a nivel internacional en materia medioambiental, apuntó dos posibles maneras de emplear esa inversión: continuando con los métodos habituales de diseño de infraestructuras (la que no recomendaba) o desarrollando modelos innovadores pensados para un futuro sostenible (la que aprobaba). Los datos confirman que las infraestructuras de las últimas décadas son cada vez más deficientes: cuantiosas pérdidas cuando fallan y alto impacto medioambiental.

En Estados Unidos, por ejemplo, las previsiones trazadas para el período 2020-2039 cifran en 23 billones de dólares las pérdidas agregadas derivadas de la infraestructura actual. Unas vulnerabilidades que afectan tanto al transporte como al agua, la energía o los puertos. Pero también preocupa a todos los ciudadanos como consumidores finales. En concreto, esta situación puede suponer unas pérdidas de 3.300 dólares anuales por hogar.

“Realmente no somos conscientes de los problemas que supone para todo el tejido productivo tener una infraestructura deficiente. ¿Qué sucedería con el sector manufacturero si las infraestructuras que emplea para entregar sus productos y/o confeccionarlos comienzan a fallar? Debemos concebir esta nueva realidad y actuar en consecuencia. Afortunadamente, podemos adquirir conocimientos y habilidades necesarios para comprender los aspectos importantes de las infraestructuras sostenibles, que van desde cuestiones relacionadas con las políticas públicas hasta la planificación, gestión de operaciones y recopilación de datos”, señala Afreen Siddiqi, investigadora y profesora del programa online Sistemas de Infraestructura Sostenible impartido por MIT Professional Education.
En dicho programa, disponible en español y de ocho semanas de duración, los profesionales aprenderán la teoría de sistemas como la base del análisis y a desarrollar ingeniería de sistemas tecnológicos sostenibles con el objetivo de reconstruir la infraestructura de una forma más eficiente y adaptable.

Para leer el artículo completo en La Razón:

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