Estar en ‘la nube’,
la nueva realidad de los despachos de abogados
Aunque el cloud computing parezca una tecnología relativamente nueva, lo cierto es que lleva con nosotros cerca de medio siglo. Fue en 1961 cuando el creador del lenguaje que se utilizó para desarrollar la inteligencia artificial, John McCarthy, ideó la computación colectiva en un mundo que aún no conocía Internet. Sin embargo, hubo que inaugurar la década de los 90 para escuchar por primera vez el término ‘cloud computing’. Hoy, prácticamente todas las empresas utilizan algún servicio en la nube. Una tendencia que está penetrando con fuerza en los despachos de abogados.
El cloud computing hace tiempo que dejó de ser el futuro para convertirse en la realidad del sector jurídico. Los servicios en la nube abarcan desde gestores de correo electrónico, de documentos, de proyectos, de clientes (CRM), de bases de datos de jurisprudencia o legislación, de gestión integral (ERP) y un largo etcétera. En resumen: casi todas las herramientas de software pueden contratarse en la nube.
Pasar de almacenar todos los datos en una organización a hacerlo en la nube supone un importante ahorro de costes y tiempo de mantenimiento. Por ejemplo, no es necesario que los despachos —sobre todo los más pequeños— cuenten con personal informático dedicado al mantenimiento de los servidores, de modo que los servicios tecnológicos pasan a ser un gasto operativo y escalable (el cliente contrata en función de sus necesidades).
Además, permite multiplicar de manera exponencial la disponibilidad de los datos e, incluso, su seguridad. Porque, en efecto, la seguridad de la información que se maneja cada día —tanto la propia como la de los clientes— es uno de los factores que más preocupan en los despachos de abogados. Y estos servicios se han perfeccionado tanto que resulta prácticamente imposible que la información se pierda por algún tipo de accidente.
El cloud computing es un ejemplo más de cómo la tecnología, lejos de sustituir a los abogados por robots o máquinas, sirve para mejorar la eficiencia en los procesos y, por tanto, ofrecer un mejor servicio al cliente final. Otros avances, como el blockchain, el internet de las cosas (IoT) o la inteligencia artificial (IA) también se están convirtiendo en elementos clave para transformar y hacer crecer el sector legal.
Conocer estas tecnologías y realizar el necesario paso de una mentalidad analógica a una digital se puede hacer con todas las garantías, en remoto —y en español o inglés— de la mano de instituciones educativas líderes en tecnología y en el ámbito jurídico. Es el caso del Certificado Profesional en Legal Tech en la Era Digital, impartido por MIT Professional Education (EE. UU.) en colaboración con Esade (España).
La tecnología cambia mucho más rápido que el derecho. Los profesionales y los despachos de abogados deben transformarse para ofrecer mejores servicios y más eficientes a una sociedad eminentemente tecnológica. En un mercado global, adquirir una importante ventaja competitiva para afrontar nuevos proyectos es fundamental.
Para leer el artículo en The Lawyer Magazine: