Inteligencia artificial:
la amenaza convertida en oportunidad para el sector legal
La inteligencia artificial (IA) se ha convertido en la columna vertebral de la nueva economía. La IA gobierna el sistema financiero, dirige el tráfico, selecciona las prendas que combinan con lo que ya hemos comprado, nos dice qué películas nos gustan y nos subraya en rojo aquellas palabras que escribimos mal. Aunque, en principio, lo anteriormente mencionado suponga un beneficio para las personas, siempre existe quien percibe la realidad más negra. Amy Webb, directora del Future Today Institute, conferenciante y autodenominada futurista, sostiene en su último libro ‘Los nueve gigantes’ que la inteligencia artificial es la mano invisible que mantiene el mundo girando y que el futuro no depende de nuestras propias decisiones.
Esta visión apocalíptica no es una opinión aislada. Son muchos los que consideran que las nuevas tecnologías y, en especial, la inteligencia artificial, terminarán con el mundo tal y como lo conocemos, empezando por la destrucción de millones de puestos de trabajo. Lo que estas voces omiten es que una nueva industria crece, generando nuevos empleos y oportunidades de mejora en todo tipo de sectores, incluso en aquellos que históricamente han sido siempre más analógicos, como el sector legal.
El principal obstáculo del sector legal para digitalizarse e innovar, en comparación con otros sectores, es su lenguaje. El vocabulario legal no admite de ambigüedades ni interpretaciones, por eso no puede dejarse en manos de la inteligencia artificial. Al revés, hace falta una conversión de ese lenguaje, para ponerlo a disposición de la inteligencia artificial. De unos años a esta parte, gracias a que grandes firmas han tomado la iniciativa, en el sector legal se ha superado el ‘abismo de la desilusión’ del ciclo de sobreexpectación de Gartner. Así, el uso de la inteligencia artificial se ha ido consolidando para mejorar la toma de decisiones, para potenciar la relación con el cliente y reinventar modelos de negocio.
Un estudio de Gartner confirma esta tendencia. Mientras entre 2017 y 2020 la inversión del sector legal en tecnología aumentó un 1,5% (del 2,6% al 3,9%), se prevé que estos índices se tripliquen para el plazo 2020-2025 (del 3,9% al 12%). Este despegue de la inversión confirma el potencial que la industria legal ha encontrado en las nuevas tecnologías como la inteligencia artificial. Aprender sobre nuevas tecnologías y cómo aplicarla a los procesos legales es lo que buscan MIT Professional Education (EE. UU.) y Esade (España) en el Certificado Profesional en Legal Tech en la Era Digital que ambas instituciones imparten por primera vez, 100% online y en español o inglés. Ambas instituciones cubren las seis áreas que todas las firmas y abogados deben conocer: liderazgo en la innovación, legal tech, transformación digital, marketing jurídico y desarrollo de negocio, Cloud & Devops y Key Account Management.
Entre las ventajas que promete la aplicación de la IA encontramos la mejora del rendimiento en las tareas rutinarias, en el diseño de documentos, en los procesos de investigación y en las tareas que exigen la manipulación de grandes cantidades de información. La inteligencia artificial también ofrece la posibilidad de desarrollar chatbots y asistentes virtuales, para automatizar y facilitar las consultas del cliente. Responden preguntas frecuentes y prestan asesoramiento virtual rompiendo las barreras físicas y horarias. La IA puede asistir a abogados a agilizar algunas tareas que tradicionalmente consumen mucho tiempo como acceder a una sentencia específica, y sirve también para filtrar por palabras clave para por ejemplo identificar algún precedente.
El sector legal es uno de los más conservadores a la hora de enfrentarse a la transformación digital. Las leyes son las que son, y los procesos judiciales se ajustan a esas leyes, difíciles de modificar. Los más puristas dicen que el derecho es intocable. Pero hay partes del sector que han demostrado tener margen para la digitalización. Es ahí donde la inteligencia artificial tiene cabida. La revolución digital del sector legal no puede ser total, sino que debe enfocarse hacia esas dimensiones en las que se busca una mayor eficiencia: marketing, gestión de información y la relación con el cliente.
En contra del mito de que la IA domina el mundo y viene a arrebatarnos nuestros trabajos, no podemos olvidar que la inteligencia artificial, como el resto de las tecnologías, nacen para ser un medio y prestar servicio. Y, por encima de todo, que son creaciones del ser humano. Somos nosotros los encargados de configurarlas. El derecho es la disciplina para resolver problemas e impartir justicia. Ese seguirá siendo el fin último, y la inteligencia artificial no es una amenaza sino un medio para conseguirlo.
Para leer el artículo en The Lawyer Magazine: