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Cómo asegurarnos de que los robots nos ayuden y no nos reemplacen

Un equipo de MIT advierte contra la tecnología “aceptable”, que ofrece pocos beneficios aparte de equiparar nóminas

El mundo necesita robots que mejoren nuestra calidad de vida, no que nos echen del trabajo. Sin embargo, las actitudes de los empresarios, la legislación y las prioridades en el ámbito científico están orientadas hacia la sustitución de los empleados en lugar de hacia complementar y mejorar sus competencias. Esta es la conclusión de un informe publicado recientemente por el equipo Work of the Future de MIT.

‹‹Es muy fácil hacer un análisis de rentabilidad que justifique una reducción de personal. Siempre puedes “animar la sala de juntas” prometiendo reemplazar a los empleados con robots››, afirmó David Autor, economista de MIT y copresidente del equipo Work of the Future, quien concedió una entrevista para presentar el citado informe. ‹‹Resulta complicado lograr la aceptación de los robots y otras formas de automatización que complementen el trabajo de las personas, a la vez que se mejora la calidad, la consistencia y la escalabilidad››, señaló Autor.

‹‹Las condiciones de tributación empeoran la situación porque, aunque subvencionan la inversión en robots, softwares y otras formas de automatización, no son tan generosas a la hora de apoyar la mejora de las aptitudes de los seres humanos››, podemos leer en el informe. (Hay créditos tributarios para ciertos tipos de educación y formación, pero no están a la altura de los que se destinan a los gastos de capital).

Además de eso, los defensores de la inteligencia artificial (IA) sufren de un cierto resentimiento hacia el test de Turing —frase que no aparece en el informe. La idea es que el mayor logro al que aspira la IA es a crear un robot que pueda engañar a una persona y hacerla creer que es humano. ‹‹Los problemas en los que la gente decide enfocarse están estrechamente relacionados con aquello que suponen que es importante››, subrayó Autor, y añadió que la National Science Foundation y la Defense Advanced Research Projects Agency agravan la situación con sus prioridades en materia de financiación.

Resulta irónico que centrarse en el reemplazo de los trabajadores no solo es malo para quienes pierden su empleo, sino que también es perjudicial desde el punto de vista de los beneficios. El Wall Street Journal publicó una noticia a principios de este año sobre el Henn na Hotel de Nagasaki de Japón, el cual llenó sus instalaciones de robots, pero acabó deshaciéndose de la mitad de ellos porque no eran tan eficaces como las personas. Había robots que despertaban a los huéspedes que roncaban para pedirles que “repitieran sus preguntas”.

‹‹La atención a la tercera edad es un ejemplo de un campo en el que las personas seguirán siendo necesarias, si bien los robots ayudarán a facilitar tareas extenuantes tales como acostar y levantar de la cama a los pacientes››, indicó Elisabeth Reynolds, una de las principales investigadoras científicas de MIT, que además es la directora ejecutiva del equipo Work of the Future.

Incluso el cofundador y Chief Executive Officer de Tesla Inc., Elon Musk, gran defensor de un futuro repleto de nuevas tecnologías, admite que la robotización se le fue de las manos. ‹‹El exceso de automatización en Tesla fue un error, mi error, para ser exactos. Se subestima a los humanos››, reconoció el año pasado.

El informe de MIT comparte la intención del trabajo realizado por el Stanford Institute for Human-Centered Artificial Intelligence de la Universidad de Stanford. ‹‹La mayoría de los empleos son más complejos de lo que muchos creen››, afirmó Hal Varian, economista jefe de Google, en una conferencia celebrada este año en el Stanford Institute, donde también habló Autor.

Las cajas de autoservicio son un ejemplo de una tecnología “aceptable”, la que reemplaza a un empleado sin aportar otros beneficios significativos. El adjetivo “aceptable” que utiliza el equipo en su informe lo acuñaron el economista de MIT Daron Acemoglu y Pascual Restrepo, de la Universidad de Boston. De acuerdo con el informe, la tecnología que mejora las aptitudes de los trabajadores es más útil, por ejemplo, el software de diseño asistido por ordenador que usan arquitectos e ingenieros o las “herramientas para el diagnóstico por imágenes que aumentan la velocidad y la precisión con la que los médicos diagnostican a sus pacientes”.

‹‹Si uno trata de solucionar este problema como uno económico, querría desarrollar algoritmos o máquinas de IA que fueran tan diferentes de las personas como fuera posible››, comentó este año James Manyika, director del McKinsey Global Institute, según recoge la web Axios.

El informe de MIT pone de manifiesto que a EEUU se le ha dado peor proteger a sus trabajadores de los inconvenientes de la automatización que a muchos otros países. Lo ideal sería que EEUU pudiera aprender de otros a hacer las cosas mejor. Otra ventaja para los trabajadores norteamericanos es que las bajas tasas de natalidad y las restricciones a la inmigración seguramente derivarán en una escasez de mano de obra, no un exceso.

Sin embargo, el informe contiene un matiz optimista, aunque cauteloso, y concluye que ‹‹los países que realizan inversiones bien orientadas y con visión de futuro en educación y formación profesional deberían ser capaces de proporcionar puestos de trabajo con ingresos favorables y seguridad a la gran mayoría de sus trabajadores››.

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